PROCESO PURIFICADOR IGNEO

CUARTA CLASE

   La Sustancia Universal y Energía que el yo interior utiliza de manera discordante se acumula en la atmósfera alrededor del cuerpo físico ---tanto de la personalidad como de la Tierra. Periódicamente se convierte en un vórtice, y sólo puede ser purificado y disuelto al Gran Mar de Luz Universal mediante la actividad del Elemento Fuego.
   El Proceso purificador del Elemento Fuego que actúa dentro de la carne del cuerpo humano para consumir cualidades equivocadas, a veces produce la sensación de dolor si la personalidad la califica incorrectamente; pero si El Elemento Fuego actúa dentro de la carne del cuerpo humano para vivificar y energizar, produce la sensación de Paz, Euforia y Éxtasis, si actúa en la atmósfera de la Tierra y dentro de la Naturaleza para purificar, a veces produce condiciones volcánicas y cataclísmicas; cuanto actúa para vivificar y energizar en la Naturaleza, produce un crecimiento maravilloso y aire puro que vitaliza todo.
   El yo interior de todo individuo está dotado con el Poder de Escogencia en cuanto a lo que desea pensar, sentir, crear y experimentar. Si usas constructivamente toda la sustancia y energía de tu Ser, entonces Paz, Expansión, Júbilo, Opulencía y Gloria serán lo que te devolverás a la vida por la vertida de sus Regalos. Si escoges lo opuesto, entonces la miseria y la destrucción regresarán sobre tí y te destruirán el cuerpo.
   El yo interior es un Custodio de la Vida, de las Ideas y de la "Sustancia Luz", Pura Sustancia Electrónica. El hecho en sí de que existes como un ser humano es un reconocimiento abierto a aquellos que pueden leer el Libro de la Vida, que has decretado venir a la existencia individual y que has aceptado por propia escogencia la responsabilidad de ser un creador. Todos tienen que asumir la responsabilidad de este mundo.Si, a causa de los apetitos del cuerpo físico, has creado cosas y condiciones que no disfrutas, tenemos todo el poder para purificarlos y disolverlos mediante el uso correcto del Elemento Fuego -del cual el Amor Divino es la Actividad Más Alta, Más Poderosa, y Eterna.
   Si deseas poner en orden tu yo interior y mundo, y así tener Paz y crear un mundo de Júbilo, Perfección y Gloria, tienes que acudir a tu Cuerpo Electrónico para conseguir El Patrón de Su Divina Perfección; ya que dicho Patrón no se puede encontrar (ni se encontrará jamas) en ninguna otra parte. Allí y únicamente allí, podrá el yo interior encontrar seguridad, reposo, satisfacción, alegría y la realización de todo deseo constructivo, ya que en la "Plenitud de la Presencia" están las cosas que tu deseas.
   Este Cuerpo Electrónico Perfecto y Eterno permanece de tres a dieciocho metros por encima del cuerpo físico de todo individuo, a menos que sea un tipo muy ruin y destructivo, caso en el cual se aleja aún más.
   Este es el Hijo y Sol de Dios, ya que El Cuerpo Electrónico de Toda Llama Individualizada de Dios es una Deslumbrante Luz Flámigera de Tal Intensidad que el ojo humano sólo puede contemplarla durante una fracción de segundo. Mediante la Adoración a la Llama Divina y la purificación de Su instrumento
---el yo interior---, la actividad externa de la mente y el cuerpo físico se  elevan en afinamiento vibratorio para ver claramente el Cuerpo Electrónico dentro de la Flameante Luz del campo de fuerza que lo rodea. El cuerpo físico o estructura atómica actual de la carne es la forma más densa, y constituye el registro de la actividad externa de la mente.
   En ciertas fases de la explicación religiosa concerniente a este Cuerpo Electrónico, se ha hecho referencia a Él muchas veces como el "Ángel Guardián", Es todo eso y mucho más cuando realmente se la comprende. A dicho Cuerpo debería acudir el yo interior en busca de toda cosa buena, de la misma manera que un niño acude a su madre. Todo lo que está contenido dentro de la Llama Divina se vierte dentro del Cuerpo Electrónico, donde el Poder Tremendo e Intensidad de la Luz de la "Magna Presencia YO SOY" es reducida hasta un grado en que puede actuar en la octava vibratoria del mundo físico.
   Tomado del libro: La Magna Presencia.