miércoles, 6 de abril de 2016

ALCANZAR LA CONCIENCIA CRISTICA

   Amados hijos de la vida, Amados hijos del Padre, amados amigos de tantas eras; Son ustedes aquellos con quienes compartí tantos peregrinajes, con quienes Me paré frente a tantas iglecias, con quienes adoré sobre tantos altares en el largo proyecto de la evolución. Ustedes han estado buscando el Reino de Dios, el uso correcto de la energía de la vida y la devolución de la maestría auto - consciente. En cada latido del corazón, esta maestría es parte del recuerdo de los días antes de que las sombras cubrierán la Tierra, cuando hombres y mujeres caminaban en libertad, dignidad y maestría. El uso de la vida estaba consagrado y dedicado a expandir las fronteras del Omni - expansivo Reino del Cielo, y a tejer en patrones de forma la magnifica perfección conocida en los niveles internos de la conciencia.
   La energía inquieta y agotada que impulsa al alma a buscar la Verdad, está motivada por esas memorias de la Maestría  y Dignidad Divinas, a la cual había nacido cada conciencia individual, y a la cual, algún día, toda conciencia habría de regresar.
   Quisiera - a través de la palabra hablada -  transmitirles una parte de Mi conciencia, la cual he buscado a través de las edades. Esta conciencia se sobrepuso a las sombras, a las limitaciones, a las cadenas y a las apariencias del mundo a través de la seguridad y confianza en el Poder de Dios. 
   Esta es la confianza que viene mediante la contemplación, mediante la Aplicación y mediante la dedicación de sus energías vitales hasta que sus sentimientos no juren ya más lealtad a las sombras; hasta que las energías de sus auras no sean puestas ya más en movimiento turbulento por esas apariencias temibles(en realidad, dichas apariencias no tienen más poder que el que ustedes le dan): Hasta que cada uno de ustedes llegue a la completa madurez de su propia conciencia Crística. Una Conciencia Crística así es la que subyuga todo sentido de lealtad a las apariencias que atemorizan, angustia y molestan a la humanidad de la Tierra.
   Todo lo que se requiere es un hombre así, anclado en sentimiento en el Omni - Poder de Dios, para transformar las energías de las masas. Es con el fin de educar y desarrollar en sus sentimientos esa convicción, esa seguridad de que el poder de Dios invocado actúa sin nunca fallar, que venimos una y otra vez. En cada una de estas visitas, anclamos un poco más de la sustancia ígnea de Nuestros Mundos en el mundo de sus sentimientos, en su conciencia mental, en sus cuerpos etéricos y físicos.
   Después de visitas como estas, otra parte de las energías de sus diversos vehículos queda permanentemente calificada por las creaciones de la octava humana.
   Sabio es aquel que pone su conciencia dentro de(y presiona sus cuerpos contra) la presencia viva de los Maestros de Sabiduría; y, via el contagio, absorbe en su ser esa energía de confianza y fe en el poder del todopoderoso.
   Tomado del libro: de la vida de los Maestros Ascendidos. 

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