viernes, 5 de octubre de 2012

                           CRUELDAD
             En cuanto a la crueldad, ésta es de dos clases: Intencionadas y no intencionadas.
             La crueldad intencionada consiste en causar---a propósito ---dolor a otros seres vivientes, y éste es el pecado más grave de todos, obra de diablo más que de hombre. Diréis que ningún hombre puede hacer una cosa semejante, pero precisamente los hombres lo han hecho muy a menudo, y aún lo están haciendo cada día. Los inquisidores la practicaron, y también mucha gente religiosa en nombre de su religión.
C.W.L.-"La crueldad es obra de un demonio, no de un hombre."
Así es como lo juzga el Maestro. Muy frecuente ocurre en la vida diaria que el hombre diga o haga algo para causar dolor a otro.  El que tal hace es merecedor de esa condenación:actúa más bien como demonio que como hombre. Parecerá increíble, pero hay quienes lo hacen así.
             EN EL NOMBRE DE DIOS
            En nombre de la religión se han cometido cosas horribles. En los Vedas, los libros más viejos que se conocen, hallamos narraciones de matanzas terribles. Vemos que los arios, bajando a las llanuras de la India, pasaron a cuchillos a sus habitantes. No hay crueldad que sea demasiada para esa gente; debe ser borrada de la faz de la Tierra. ¿por que? Una sola razón es suficiente ¡Porque practican ritos diferentes! Los Islamicos invaden una gran parte del mundo ofreciendo a los pueblos conquistados el Corán o la espada. Los cristianos no se han portado mejor. Iguales razones inspiraron a los inquisidores en sus persecuciones, los atroces procedimientos contra los indios en Sudamérica y las demás cosas semejantes. Nos creemos más civilizados en la actualidad y, sin embargo, aún en nuestros días hay lugares en que los sentimientos religiosos llegan a grandes extremos. Solemos decir que si la ley sancionara tales persecuciones, sería suficiente nuestro grado de civilización para impedirnos el cometer las atrocidades del pasado, pero no estoy tan seguro de ello. Conozco algunos lugares de la Inglaterra donde se considera a personas de relogión no-ortodoxa como excluidas de las funciones sociales y de quienes se sospecha toda indole de malas acciones. Ya no quemamos a los herejes en la hoguera ni les arrancamos los dientes como lo hacian nuestros antepasados. ¡autre temps, autre moeurs! No quisiera ver poderes absolutos en manos de los dirigentes de alguna secta dogmática.
          Tomado del libro:  A LOS PIES DEL MAESTRO

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